sábado, 21 de diciembre de 2013

Tallar en hueso un amuleto Celta. La práctica de la concentración



Como ahora paso horas tallando, coloco la espalda recta y así después no me duele. Para controlar el pulso, adopto un ritmo de respiración pausado, desde el diafragma, más lento que el habitual. Si quiero conseguir que la fresa, a 10.000 rpm, perfore la pieza por el camino correcto, no puedo pensar, debo dejar pasar mis pensamientos sin atraparlos, solo sentir la resistencia del material mientras lo vacío para que surja la forma. De esta manera, tallar hueso se ha transformado en mi particular forma de meditación y algunos días el tiempo desaparece, me olvido de todo, la concentración se establece sin esfuerzo, inconsciente, natural, puesto que todo mi ego se ha extinguido en la unión del espíritu con el hueso. Creo que durante ese tiempo desaparecido soy, en verdad, el escultor de huesos.

Este es el primero de los vídeos que iré colgando para que los más curiosos puedan ver como tallo las piezas. Tiene el aliciente además, de que podéis oír a mi hermano Marcos cantar el tango "Cuesta abajo" de Carlos Gardel. Si, el mismo Marcos del que hablé en la primera entrada de este blog, el que me dejó planchado en el examen de laúd cuando éramos pequeños. El que me hizo descubrir la importancia de la genética!